Mikael Colville-Andersen: Por qué la promoción del casco mata a la bicicleta
Hace algunos meses, un amigo me preguntó si usaba casco para andar en bici. Le dije que sabía que debería hacerlo, pero que no lo usaba. A lo que me respondió que pensaba que yo estaba haciendo lo correcto, ya que el casco daba la imagen de que la bicicleta era un medio de transporte inseguro.
Algunos meses después, me topo con una charla de Mikael Colville-Andersen, director cinematográfico y reconocido portavoz en temas de movilidad de Copenhague (la ciudad ciclista por excelencia), en la que asegura que promover el uso de cascos sólo alimenta la cultura del miedo alrededor de las bicicletas, y por lo tanto desalienta su uso.
Colville-Andersen, que presentó esta idea en TEDxCopenhague (vía FearLess), comienza hablando sobre el avance de las bicicletas en el mundo: en ciudades de todos los continentes, los gobiernos locales están promoviendo este medio de transporte para solucionar problemas como la congestión de tráfico y la calidad ambiental.
"El casco de bicicleta no tiene un historial muy imponente de seguridad: la comunidad científica está dividida exactamente a la mitad (entre quienes piensan que son más seguros y quienes no). Si el casco para bicicleta fuera una vacuna o un remedio, no estaría ni cerca de ser aprobado por una autoridad de salud. No hay suficientes pruebas (sobre su efectividad)", dice Colville.
Pero hay algo que se está metiendo en el medio: la cultura del miedo. "Nunca en la historia hemos vivido vidas tan seguras y libres de peligros como las que vivimos ahora en el mundo occidental. Y sin embargo, la cultura del miedo ha desarrollado una especie de envoltorio acolchonado alrededor de nosotros. (…) Y el miedo es lucrativo. Si podemos lograr que la gente tenga miedo de algo, hay una larga fila de personas esperando para ganar dinero con eso", asegura el danés.
"El casco de bicicleta no tiene un historial muy imponente de seguridad: la comunidad científica está dividida exactamente a la mitad (entre quienes piensan que son más seguros y quienes no). Si el casco para bicicleta fuera una vacuna o un remedio, no estaría ni cerca de ser aprobado por una autoridad de salud. No hay suficientes pruebas (sobre su efectividad)", indica. "Hay incluso estudios que dicen que es más posible tener daño cerebral usando un casco, y que hay 14% más posibilidades de tener un accidente si estás usando uno".
Según la investigación de Colville, los cascos ni siquiera están diseñados para proteger a la cabeza de accidentes automovilísticos, sino que están preparados para "impactos que no representen peligro de muerte en accidentes solitarios a menos de 20 km/h", sin brindar protección para los costados de la cabeza. Las pruebas que se realizan son las de un peatón cayéndose y golpeándose la cabeza en la acera.
Por otro lado, hace algunos años en Australia se desarrollaron cascos para usar adentro de los autos: se comprobó que los mismos podían reducir accidentes en este medio de transporte. Pero las automotrices jamás promocionarían esto: decir que manejar un auto es increíblemente peligroso es muy mal marketing.
No es casualidad, entonces, que las principales promotoras de los cascos para bicicletas, según indica Colville, sean las automotrices: "La bicicleta es una amenaza real e inmediata a la dominación de los autos de nuestras ciudades", señala.
Aplicando lógica, lo que deberíamos hacer -dice el danés- es dejar de advertir que las bicicletas y los peatones que tengan cuidado y empezar a atacar el problema de raíz: carteles que adviertan a los autos que no atropellen a peatones o ciclistas, o advertencias de salud en los autos como las que hay en los cigarrillos. "Lo genial es que cada leyenda de salud en una caja de cigarrillos aplica directamente al tráfico de autos. No tenemos que escribir nuevos textos ni siquiera", dice.
Lo que deberíamos hacer -dice el danés- es dejar de advertir que las bicicletas y los peatones que tengan cuidado y empezar a atacar el problema de raíz: carteles que adviertan a los autos que no atropellen a peatones o ciclistas, o advertencias de salud en los autos como las que hay en los cigarrillos.
Finalmente, el danés comenta que 2008 fue un año bisagra para el ciclismo en Copenhague: mientras el número de ciclistas y la venta de bicicletas subía alrededor del mundo, en Dinamarca fue el primer año en que se empezó a promover el uso de cascos y eso provocó una caída del 5% en la venta de este vehículo. El número del contador de bicicletas que entran a la capital cayó más de 10 mil puntos en un año (es decir, hubo 10 mil ciclistas menos de 2007 a 2008).
"Lo hemos visto en todos los países y ciudades: cuando se promueven los cascos -y peor si se legisla su uso-, se espanta a la gente del uso de este medio de transporte sustentable haciéndolo parecer más peligroso de lo que es", asegura.
Sin duda es una idea controversial que da para discutir, pero debo decir que muchos de los puntos de Colville me parecen acertados. ¿Qué opinan?
La charla completa, en el video.
fuente habitos y tendencias de verde blog.
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Gustavo H. Horta M. -